El pasado 9 de junio varios compañeros de Alía Extrema participaron en la Tercera «Ruta por el corazón de las Villuercas»; organizada por el club Los Abubillos de Guadalupe (Cáceres). Podríamos haber publicado una crónica general de nuestra participación en esta prueba, pero nuestro compañero Ángel, uno de los miembros más jóvenes y con más fuerza encima de la bicicleta de Alía Extrema, escribió la suya. Cuenta su experiencia tan bien y con tanta pasión que no podíamos hacer otra cosa que un «copia-pega». En ella habla además de la gran hazaña de Óliver, hasta entonces, nuestro último fichaje. Leedla, y os enteraréis de qué pasó. Él la ha titulado «Tabardillos villuerquinos»
TABARDILLOS VILLUERQUINOS
Por Ángel, de Alía Extrema
«Suena el despertador, son las 6.30h de la mañana de un domingo 9 de junio. Sí, estas cosas de las marchas es lo que tiene, que hay que levantarse, muy muy temprano un domingo… Un domingo!!! Pero bueno, sarna con gusto no pica.
Me levanto muy rápido de la cama para así poder apañarme e ir después rápido a la sede, a nuestra SEDE, en el que el Bar Montero, más conocido como el Bar de Susu o CHUCHU es el lugar donde solemos quedar la gente de ALIA EXTREMA para disfrutar de nuestro gran deporte, la bicicleta. Añado también que me estoy reformando en cuanto a temas de puntualidad, por no escuchar a Iván. Como tenía todo preparado la noche anterior y la bici ya cargada en el coche de Tomy, llego PUNTUAL a la cita. Me pido lo de siempre, una tostada entera con tomate y un café con leche. El primero en llegar es nuestro jabalí, Iván. Me ve y me suelta: Dos de dos!! (ese día era el segundo día consecutivo que llegaba puntual). Poco a poco fueron llegando los demás. Tomy, que por las mañanas está muy serio y viene con esa gorra y esa chaqueta que parece un espía. Jonathan, con una botella de agua en la mano y yo diciendo “se hizo tarde la barbacoa de ayer…”. A continuación vino David y el último, Oliver. Elías nos esperaba ya en Guadalupe. Éramos siete miembros del club, los demás, por sus temas personales, no pudieron ir, aunque alguno se tiraba de los pelos por no estar.
Me paro un poco con Oliver porque este día, en la marcha que tenían nuestros amigos, Los Abubillos de Guadalupe por el corazón de las Villuercas, iba a ser la primera marcha que iba a disputar. Para nosotros es muy importante que cada vez se vaya animando la gente a salir con nosotros, conocer sitios, pasar un rato agradable, disfrutar de la naturaleza, etc. Oliver ya llevaba algún tiempo saliendo por su cuenta, hasta que se animó a salir con nosotros y mira, le entró el vicio y el domingo fue su primera toma de contacto en las marchas de los pueblos. Cabe destacar que es el más joven, junto con Daniel, que tenemos en el club. 16 años…
Después de los saludos mañaneros y desayunos mañaneros, salimos para Guadalupe. Esta prueba, para mí, es un poco especial. Especial porque discurre por una de las zonas más bonitas de Extremadura, el Geoparque Villuercas Ibores Jara y porque se realiza en Guadalupe…Todo aquel que sea aliano ya sabe por qué lo digo XD.
Llegamos a Guadalupe y nos toca bajar las bicis de los coches. Como el día anterior ya habíamos cogido los dorsales, nos ahorramos ese tiempo y así poder ir más relajados al punto de salida y poder calentar un poco. Llegan algunos conocidos, como los del Club Pedalares, de Esparragosa de Lares. Nos dirigimos al punto de salida y vemos a los primeros Abubillos, a Paco, los Encinas, Jesús, etc…Da la sensación de que estamos en casa. Se acerca la hora de salir.
Nos vamos colocando en la línea de meta. Seguimos saludando a éste, saludamos a aquél, fotito por aquí, fotito por acá. El speaker dándolo todo, promocionando también nuestra ruta del 14 de septiembre “Ruta MTB LOS APALACHES”.
Apunto de darse la salida, ya estábamos todos colocados para disfrutar de un espléndido día. Algunos estábamos en tensión, yo no lo puedo evitar, y más cuando el día anterior, nos decían que estábamos en las apuestas de llegar los primeros. Yo, particularmente, no iba bien
preparado, apenas cogía la bici, por lo que agradecí que días antes, la táctica de carrera entre Iván y yo, era ir juntos. Más que juntos, yo iba a ir a rueda de él. Uno de los favoritos era nuestro amigo Antonio, del Club MTBikers, del que luego lo demostró llegando el primero sobradamente. Así que, el objetivo era batirle o estar lo más cerca posible de él. Pero en cuestiones de comida, ese día había más de un depredador, por lo que había que luchar para poder sacar tajada.
Por fin, se dio la salida. Iván y yo nos colocamos de los primeros, junto con Antonio, un chaval del club de Miajadas y otro corredor más. Había más corredores, pero entre nosotros nos olemos y sabemos quién puede tirar y quién no. Salimos del pueblo y encaramos los caminos. Muy pronto se estira la marcha, normal, no era competitiva, pero algunos llevamos la competitividad demasiado lejos jaja y los “favoritos”, en la primera subida, formamos un grupo de cinco corredores. Hasta que Antonio empieza a tirar. Se le ve fuerte. Yo, que iba delante de Iván, lo miraba para ver si respondía, la táctica era ir juntos. Antonio sigue tirando y yo detrás de él. Iván se descuelga un poco, yo lo sigo mirando y me dice las palabras mágicas: Tira tira!!. Me encontraba un poco saltarín para como iba a la prueba. Sobre el km 5, Antonio y yo nos escapamos un poco de los demás, pero el cabrón seguía tirando más. Pensé en no seguirle la rueda, ir a cierta distancia de unos segundos aunque creo que cometí un error.
Llegó un punto, que miraba para atrás y no venía a nadie y a Antonio lo tenía más o menos controlado, a veces más cerca de él, a veces más lejos. Ya me empezaba a colocarme en mi sitio físicamente, pero los ánimos de los Abubillos, sobre todo de Paco, me daban más ganas de apretar. Llegamos al primer avituallamiento, inicio de la subida de la Carrera del Caballo. Ahí ya estaba sólo, pero mi intuición era que Antonio no estaba muy lejos. Llegué a la zona de la ermita del Humilladero y ahí, Encinas, me dio el tiempo. Antonio me sacaba ya 2 minutos. Encaré la mitad de la ruta por zonas que ya conocía, por lo que intenté apretar un poco más. Ya lo veía otra vez, pero seguía estando lejos. Pasé el avituallamiento que estaba en la cola del pantano y comencé la subida de la Celá. Tramo nuevo que nos tenían preparado y en el que fue todo un acierto por la vistas que se podían observar cuando estabas ya arriba.
En esta subida fracasé. Me vine abajo de unas maneras que ni yo mismo me lo creía, hasta el punto que me bajé de la bici y anduve unos metros. Quizá fue falta de comida o directamente, que no estaba preparado para ese sofocón…Pero como no es nuestro rollo, intenté montar y seguir, pero muuuy despacio. Pensé, “se acabó”. Y más cuando me alcanzaron tres corredores, entre ellos Iván. El primero me adelantó casi arriba del puerto y el otro corredor e Iván, después de haber coronado. Intenté seguir la rueda de Iván, pero las piernas no me respondían y él me decía que se encontraba bien. “Vamos, Iván!” pensé…o quizás lo dije.
Tras haber coronado el puerto, ya todo era más fácil. Bajamos la siempre espectacular bajada de la ruta de La Católica tras el paso por el Castaño del Abuelo y me paré en el avituallamiento a rellenar mi bidón. Acuarius a tope. 10km faltaban para meta. Me encontraba un poco mejor, así que apreté lo más que pude. Llegué al pueblo por el magnifico sendero del a vía verde, notando ya los primeros calambres.
La plaza de Guadalupe estaba a tope. La gente animando. Vamos, ya casi lo tenía. Llegando a meta, vi algunos abubillos diciéndome que qué me había pasado. He muerto jajaja. Llegué a meta en 3h y lo primero que vi fue a Iván sentado comiendo sandía. Qué meneo le metimos a la sandía. Iván había llegado unos minutos antes…pero no muchos jajaja. El ganador, el gran Antonio, lo hizo en 2h y 36minutos. Me acordé de las salidas con Iván por las carreteras madrileñas, qué bien me hubieran venido… Miré el bidón y me di cuenta de que me había bebido un bidón de 750ml de acuarius en 10km.
Ya, viendo los toros desde la barrera, iban llegando los siguientes corredores, cada uno cumpliendo sus metas, qué alegría me da cuando llegan a meta, porque para algunos sí que fue un reto el superar aquel día. La caló ya apretaba e Iván y yo seguíamos cepillándonos la sandía. Después de mí, entró Jonathan sonriente y con música!!, había hecho una buena marcha. A continuación, llegó Tomás, Elías y…nos faltaba uno. David, por asuntos propios, hizo la corta y acabó en un mérito tercer puesto. Faltaba Oliver por terminar de la ruta larga. Tengo que decir que, en mi interior, estaba un poco preocupado por él. Su primera marcha, 55km y 1.500m de desnivel positivo. Pero llegó. El puto Oliver llegó. Me dio una alegría tremenda, increíble, porque arriesgó muchísimo al hacer esa ruta. Puso la pata de cabra a la bici y puso cara de: “ahí lo tenéis”. Pero como era normal, poco a poco le iba pasando factura el sobreesfuerzo. Qué mérito ha tenido.
Ya habían llegado todos. Llegaba la hora de comer, nos duchamos y nos fuimos al pabellón. Los abubillos, siempre atentos, nos preguntaban que qué tal había ido. Sobre todo a mí jaja. Nos pusimos a comer. La comida, estupenda, acabé con la barriga llena.
Llegaron los sorteos. Alguno de nosotros tuvo suerte, en especial Oliver, que se llevó el trofeo al corredor más joven y uno de los regalos.
Llegó la hora de irnos. Una ruta estupenda. Un día inmejorable.
Quería dar las GRACIAS a los miembros del Club Los Abubillos de Guadalupe por estar pendiente de nosotros y de cuidarnos, sobre todo a Oliver. Muchas Gracias!!! Nos vemos el año que viene en vuestra marcha, pero antes hay que venir a la nuestra. El 14 de septiembre, Ruta MTB Los Apalaches. No os lo perdáis».
Alía Extrema 